El pan se ha convertido en uno de los alimentos básicos en la dieta occidental; en México y Latinoamérica, antes de la llegada de los españoles no se consumía ya que no había trigo en la región, a partir de entonces se convirtió en un básico en las alacenas, aportando una gran cantidad de calorías a lo largo del día puesto que forma parte de los desayunos, almuerzos, comidas y cenas más típicos.
Si bien es muy rico y aparentemente inofensivos, el exceso en el consumo de pan aporta una enorme cantidad de carbohidratos, azúcares, sodio y grasas trans, incluso esos panes que se dicen ser integrales pero que en realidad se fabrican con harina ultrarefinada, lo que elimina la fibra de semillas como el centeno. Además, aunque el sabor del pan no sea dulce, contiene azúcar como el jarabe de maíz de alta fructosa, que predispone a la obesidad y diabetes.
Otro problema del consumo de pan es que provoca un pico de glucosa en el organismo, la cual tendría que aportar energía pero, como es un carbohidrato de rápida absorción, lo que causa es cansancio y al poco tiempo hace que nos vuelva a dar hambre, optando por comer más pan al ser un producto que cada vez nos vuelve más adictos.
¿Por qué el pan genera adicción?
El pan provoca adicción y estudios científicos lo han demostrado. Sabemos que el cerebro segrega dopamina ante el consumo de azúcar; esta hormona actúa en los receptores cerebrales llamados opioides, que producen euforia, analgesia y placer, es decir, mitigan la sensación de dolor.
Los péptidos que contiene el gluten activan los receptores opioides, provocando ese efecto adictivo que nos lleva a comer varias piezas de pan casi sin sentirlo. También conocidos como exorfinas, los péptidos se han hallado en la sangre e intestinos de personas celíacas (alérgicas al gluten), debilitando la barrera intestinal y haciendo que sean más propensos a enfermedades.
Además del gluten, su sabor, su esponjosidad y corteza crujiente hace que el pan sea uno de los productos más adictivos, junto con el helado, el chocolate, las papas fritas y los refrescos. Es interesante ver que otros alimentos no procesados, como las frutas o las verduras no causan adicción a pesar de ser dulces; esto podría ser por la carga de aditivos que tiene el pan, que actualmente es de más baja calidad que el que consumían nuestros abuelos: harinas ultrarefinadas, grasas trans, azúcar y sodio, que encontramos incluso en los panes que se venden como integrales, artesanales o de masa madre.
Beneficios a la salud al dejar de comer pan
Eliminación de líquidos. El vientre se desinflama al dejar de consumir gluten, especialmente si tienes algún tipo de intolerancia a esta proteína que causa inflamación abdominal y retención de líquidos.
Pérdida de peso. Al dejar de comer pan y azúcar, el cuerpo puede usar las reservas de glucógeno para quemar grasas debido a un estado conocido como cetosis, lo que forma parte de un tipo de alimentación conocido como dieta cetogénica, que tiene muchos beneficios para la salud.
Corazón saludable. La harina ultraprocesada, las grasas trans, los azúcares y carbohidratos refinados que contiene el pan aumentan los niveles de colesterol malo (HDL) en el torrente sanguíneo, el cual puede endurecer las arterias y provocar problemas cardiovasculares que derivan en hipertensión, derrames cerebrales, infartos, entre otros.
Control del apetito. Si te preguntas cómo combatir los antojos por dulces, la mejor forma es dejar el pan ya que los carbohidratos causan dependencia; y, cuando los eliminamos de la dieta, damos paso a alimentos ricos, nutritivos, saciantes y que realmente aportan beneficios a nuestra salud; además, se reduce el comer compulsivamente y favorece la eliminación de la grasa en el abdomen
Mejora de problemas intestinales. Actualmente, cada vez más personas desarrollan intolerancias por proteínas como el gluten o la lactosa, con síntomas como diarrea o estreñimiento, inflamación del vientre, sensación de pesadez o reflujo gastroesofágico que disminuyen hasta desaparecer al dejar de consumir los alimentos que los contienen, como el pan.
Disminuye el dolor de las articulaciones. La grasa acumulada en el organismo provoca inflamación en las articulaciones, que puede derivar en problemas como artrosis de rodilla, condiciones que mejoran al bajar de peso y tener una dieta balanceada.
Control de la diabetes. Al dejar de consumir carbohidratos adictivos, el nivel de azúcar, glucosa e insulina se normalizan, ayudando a disminuir la medicación contra la diabetes y los riesgos de desarrollar complicaciones mayores.
Mejora en el estado de ánimo. La intolerancia alimentaria provoca alteraciones en el estado de ánimo como irritabilidad o depresión, que se normalizan al dejar de consumir el alimento dañino para el organismo, en este caso, el pan.
Consejos para dejar de comer pan
Haz una lista de alimentos para consumir y apégate a ella. Para dejar el pan necesitas hacer cambios en tu alimentación: prepara tus comidas en casa y planifica tus menús, evitando comprar lo que no quieres que se te antoje para limitarte a consumir lo que tienes a la mano y optando por comidas saludables en tu alacena para evitar esos antojos.
Consume más proteínas que tienen efecto saciante. El huevo, el queso, la carne, las algas, son muy ricas y tienen muchos nutrientes, además de ser saciantes y dejarte lo suficientemente satisfecho para no pensar en comer pan. A demás tienes otras opciones: prepara tus propias recetas de galletas sin azúcar para acompañar tu café helado sin azúcar y sigue dándote la oportunidad de probar alimentos dulces y sabrosos, pero no dañinos.
Añade grasas a tu dieta. Así como lo leíste: grasas naturales como el aguacate, el aceite de coco, el aceite de oliva, nueces, entre otras, tienen muchos beneficios para la salud porque te ayudan a tener más energía, además de aportar minerales.
Elimina otros carbohidratos de tu dieta. Si, además del pan, dejas de comer frituras, refrescos, papas fritas, tortillas de harina, entre otros carbohidratos, los beneficios serán mayores y verás más rápido el resultado tanto en tu ropa (que te quedará floja por la pérdida de grasa abdominal) como en tus niveles de energía.
Reemplaza las harinas. Hoy en día podemos encontrar harinas de almendra, coco, entre otras que no contienen gluten y que podrás aprovechar para preparar recetas de pizza, galletas, incluso puedes preparar tu propia masa madre para hacer pan artesanal de buena calidad y sin gluten ni aditivos o edulcorantes.
Tratamiento profesional
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